sábado, 26 de febrero de 2011

El fin y el comienzo.

Los profetas, astrólogos, videntes y demás seres conectados con la religión y metafísica siempre hacen fechas tentativas del fin de nuestra existencia en la tierra. Yo tengo una tesis muy particular al respecto a raíz de hechos muy recientes.

Pienso que el principio y fin del mundo se resume en las personas. Así como en el caso de mi centenario abuelo "Don Jesús" que vivió una Caracas con techos de todos los colores y con todos los gobiernos, el mundo que vivió gente como "Don Fausto" pertenece a un tiempo que no hemos visto ni veremos jamás. No lo llegué a conocer personalmente, pero sus luchas políticas, su trabajo, sus tierras, su vida, son fragmentos en el espacio-tiempo que pasaron y aún tienen eco en todas las personas que lo conocieron. En su cumpleaños número 100, por allá en el Valle de Majes, el abuelo de Hernán tuvo noticias del compromiso de su nieto y lo recibió como "la mejor noticia del año". Ese día hubo brindis y celebración en honor a sus años y a las buenas nuevas. Con su partida, el vivo testimonio histórico de la familia Palacios y del propio Perú se ha ido, pero persiste en quienes lo conocieron, lo amaron y compartieron con él.

El fin del mundo sucede todos los días, cuando alguien cierra sus ojos para siempre, pero la eternidad empieza con los recuerdos de sus seres queridos que dan fe de su existencia.

Hasta Siempre, Don Fausto.

2 comentarios:

  1. Que bonitas palabras, y comparto contigo esa opinion. no es un fin absoluto, sino uno relativo para mi este fue el fin de un ciclo tal como lo conocía, ahora esta uno nuevo por conocer y descubrir.
    Sigue escribiendo que me refresca tus verbo.
    un beso.

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